7 tips para dar un extra emocional a la comunicación tu empresa

 

Por muy racionales y objetivos que nos sintamos a la hora de tomar decisiones, siento decir que los psicólogos aseguran que estamos bien lejos de serlo.

Normalmente las decisiones de compra se toman de manera bastante rápida y fugaz, sobre todo cuando se trata de artículos de precios no muy altos. Pero  en aquellas que se requiere más tiempo, aunque seamos de los que ponen de manera minuciosa los pros y contras sobre la balanza, cuando la cosa suele estar empatada lo que al final  suele inclinarla hacia un lugar u otro es un sentimiento.

Compramos las marcas que «nos caen bien», con las que hemos entablado una relación, una conexión especial porque nos han tocado y/o convencido por cualquier razón. Aunque sepamos que no son personas, en realidad si están dotadas de alma y personalidad. Y cuanto más lo están y más coinciden con nuestra manera de pensar y vivir, más crece esa relación en fortaleza y tiempo. Fidelidad de la buena.

¿Y ese no es el sueño de cualquier empresa?

Por todo esto es importante propiciar y cuidar una relación emocional de la firma con el cliente.  Ayudar a que el feeling y la magia surja es algo bilateral entre dos seres iguales, pero cuando hablamos de empresas y personas, creo que la responsabilidad recae primordialmente sobre las primeras, que al fin y al cabo son las interesadas.

Muchos son los detalles que se pueden cuidar para conquistar, porque cada área empresarial tiene sus truquillos. Se me ocurre que demostrar rapidez y predisposición en el servicio post-venta es esencial, o enamorar con un packaging ideal. Yo en concreto voy a hablar de los que conciernen a aspectos de la comunicación.

 

¿Cómo podemos entonces dar ese extra sentimental a nuestra comunicación de empresa?

 

1. El tono adecuado y el rol.

Escoger el tipo de lenguaje, las palabras claves y los mensajes que transmitiremos al cliente son primordiales. No es lo mismo hablar de usted que de tú, o utilizar expresiones coloquiales que técnicas e informativas, ¿verdad?

No existe un tono mejor que otro, sino uno más apropiado que otro. Corresponde a cada empresa encontrar el suyo, acorde a sus valores e identidad y que enganche al que queremos que nos compre.

Para ayudarnos, podemos hacer la práctica de escoger qué rol o roles queremos que juegue la empresa: el sabio, el héroe, el cuidador, el rebelde, el realista, el mago etc. ¡Hay un montón de ellos!

2. Contar la historia personal: el storytelling.

Por muy grande que sea una empresa, siempre hay ciertas personas detrás. Las que dirigen el cotarro, las que tuvieron la idea, las que impulsan la actividad o las que dejan sus señas de identidad en el producto o servicio que se comercializa. Pero si encima estamos hablando de empresas más familiares, la historia, sus inquietudes, manera de ser y trabajar cobran más sentido aun, por eso tienen que se comunicadas para estrechar esa relación.

Cuando el cliente conoce esta historia, empatiza y además su confianza aumenta al conocer qué tipo de gente hay detrás de todo el tinglao.

3. Imágenes propias con caras y otros elementos humanos.

En un anterior post hablaba de lo importante que es contar con fotografías propias, en vez de tirar de bancos de imágenes.

Además, está demostrado que las que incluyen elementos humanos captan mucho más nuestra atención y suelen gustan mucho más, algo muy a tener en cuenta para escoger el material que publicados en las redes sociales.

Cuando mostrar la cara no es posible o interesante, una mano, un perfil, una nuca, unos pies pueden hacer magia.

4. Explotar las redes sociales al máximo.

No hay mejor sitio en el que entablar la deseada relación. Hay que aprovechar su inmediatez, que son una fuente de información directa, un canal bilateral continuamente abierto con el que queremos conquistar.

La página web debe contener todos y cada uno de los puntos de esta lista, pero jamás tendrá las mismas posibilidades que las redes de acercarse al cliente.

5. Crear comunidad.

Dejar de lado un momento la idea de que estamos vendiendo algo, para acoger la de  que somos expertos en algo y podemos ayudar y asesorar, pero a la vez apoyarnos e impulsarnos en otros.

Una práctica (de nuevo) mucho más aplicable a las redes, pero que creo que es más una cuestión de actitud que el cliente puede percibir en gestos como por ejemplo crear contenido sobre consejos, canal de consultas, espacio para hablar de algunos clientes etc.

Incluso creo que es apropiado que la empresa pida ayuda a sus clientes y seguidores cuando lo necesite, que cuente las dificultades de un problema y cómo las ha superado. Que de verdad se muestre bilateralidad.

6. Inspirar.

Estar muy al tanto del mercado, de las últimas tendencias y llenar nuestro trabajo de ello. No solo de manera práctica y en acciones con objetivos mensurables a corto plazo. Me refiero a crear contenido aspiracional, apetitoso, con el que el cliente sueñe y desee más nuestra marca.

Volar alto, aunque a veces sepamos que eso que mostramos no sea con lo que de verdad vayamos a hacer más caja. Porque posiblemente sean productos demasiado caros para una ocasión concreta o no lo suficientemente prácticos para usar, pero si para hacer soñar y regalar a la vista.

7. Colaborar con otros.

Entablar lazos con otros profesionales del sector, buscar colaboraciones gracias a las cuales el trabajo de ambos sume mucho más que dos. De esta manera se crean sinergias, nos aprovechamos de oportunidades que de otra manera no tendríamos y abrir alguna puerta que estaba cerrada para el otro.

Además, cuando estamos escogiendo a alguien para colaborar implícitamente estamos alabando su trabajo, acercando posturas, y eso a la larga otorga la imagen de ser una empresa en la que reinan los valores de humildad, excelencia y trabajo en equipo.

 

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